cuando el sueño se agobia con el frío
y les dicen que fluyan en el río
y se lleven los gélidos pesares.
Imposible que el frío nos deje solos
nada más porque quieren las mañanas.
Aunque doblen y llamen las campanas,
no desafían los mares a los polos.
En el mar la mañana es un espejo
al que vemos queriendo ser lo mismo.
La mañana hace al mar ser un abismo
que nos pierde en las olas del reflejo.
No sabremos del mar si no remamos
entre el frío, cuesta arriba… si no amamos.
Glauco